[:es]En los últimos tiempos con muchas personas en las cuales el deseo se ha vuelto un ente tiránico, un dictador que dice: mi deseo es la ley. Igual que cuando se dice la manida, pero muy cierta frase “mi libertad acaba dónde empieza la del otro” también debemos considerar que nuestro deseo termina dónde empieza el del otro, es decir que nuestro deseo debe ser necesariamente limitado de alguna manera.[:]